La etapa 4 que comprendió las sesiones 11 y 12, fue la última etapa de la implementación de la secuencia didáctica. En la primera de estas sesiones, se realizó una nueva filmación de lectura con los mismos niños que habían realizado la lectura preparada, es decir, que luego de los comentarios siguieron su preparación. La segunda sesión, correspondió a una reflexión nueva sobre las transformaciones evidenciadas en la lectura realizada por los lectores.
Esta etapa centró su objetivo en permitir que los niños y niñas, reflexionaran sobre el trabajo de reflexión realizado, su grado de participación, la mirada sobre sus actitudes frente a las normas de interacción que se deben evidenciar en una situación comunicativa de oralidad. En esta sesión cada docente realizó una nueva filmación de las intervenciones orales del grupo.
En este ejercicio de reflexión, previa explicación por parte de la maestra sobre la actividad que se iba haciendo como: prestar mucha atención a las normas de oralidad, los niños (as) tuvieron la oportunidad de observar la filmación de la lectura en voz alta, y su grado de participación desde su rol como auditorio, esto con el propósito de analizar sus intervenciones para que ellos pudieran identificar la participación que tuvieron.
Al respecto, Felipe Román dice: " Algunos de mis compañeros (as) estuvieron muy atentos como por ejemplo, Sarita, John, María Fernanda y Laura, pero otros, en ocasiones secreteaban con el compañero", frente a la participación de los dos lectores, igualmente manifestaron que sus compañeros manejaron un buen tono de voz, su postura del cuerpo es la adecuada.
- Profesora: Por qué crees que tus compañeros no deben secretearse?
- Felipe Román: Por qué debemos estar atentos cuando alguien nos habla?
- Sarita: (pidiendo la palabra) Yo estaba escuchando a Felipe cuando leyó la enciclopedia del cuerpo humano.
- Profesora: Por qué crees que tus compañeros no deben secretearse?
- Felipe Román: Por qué debemos estar atentos cuando alguien nos habla?
- Sarita: (pidiendo la palabra) Yo estaba escuchando a Felipe cuando leyó la enciclopedia del cuerpo humano.
De acuerdo con esto, es posible comprender que las construcciones orales que alcanzan los niños y la apropiación progresiva de las condiciones para el habla puestas en escena en una situación didáctica en el aula de clase, las podrá usar fuera de ella, en otro espacios a los cuales pertenece, “Un niño que está en condiciones de expresarse frente a un grupo, con seguridad, de modo pertinente en función de la situación y los propósitos comunicativos, cuenta con condiciones para actuar de manera activa en la vida social” (Pérez, 2008).
En estas sesiones de reflexión, se evidencia en el grupo cambios significativos en cuanto al uso de las reglas de oralidad y el habla de los niños, aunque esto es un inicio y el trbajo constante sobre el lenguaje oral, permitirá que se vayan complejizando sus intervenciones, a medida en que se definan situaciones de interacción en los diversos modos del discurso. "Desde el primer ciclo se debe trabajar por la construcción de la voz del sujeto en el aula como una vía privilegiada para la construcción de la voz del sujeto en el aula, como una vía privilegiada para la construcción de la identidad, la seguridad y el sentido de pertenencia social" (Pérez, 2008).
En virtud de lo anterior, la oralidad como una práctica social del lenguaje requiere de un trabajo intencionado y sistemático durante todo el año escolar, y de nuevas concepciones en las prácticas de enseñanza que orienten el trabajo didáctico desde la cotidianidad. Por lo tanto, es necesario dejar claro que la implementación de la secuencia didáctica no pretendía que todos los niños y niñas efectuaran su lectura, sino de la creación de las condiciones que permitiera continuar con ella durante todo el año escolar.
Además, lo primordial estaba centrado en la creación del espacio de habla en el aula de clase, como un espacio posible en el que se pudiera trabajar sobre la construcción de la voz de los niños, y esto implicaba, propiciar situaciones que generaran el habla de los estudiantes, como lo hemos venido reiterando.
Es importante resaltar entonces, que la secuencia didáctica permitió la creación de esos espacios reflexivos como un principio del trabajo didáctico. “En el marco en que las actividades reflexivas se producen reconocemos que el mundo es ambiguo e inequívoco, las disciplinas no representan el total del conocimiento y a menudo se yuxtaponen, el docente es falible y la mejor expresión del conocimiento es el razonamiento del estudiante acerca de un tema o cuestión” (Litwin, 1.998).
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